
Tus pies son para toda la vida. Y vale la pena cuidarlos. Con el yoga no sólo se hace pranayama (respiraciones), meditación en movimiento, sino que también cuidamos nuestro cuerpo. Pocas veces se habla del efecto del yoga en los pies.
Hay posturas de yoga en las que los pies están cómodos, y las hay en las que están comprometidos, incluso incómodos, y todo ello sirve para trabajarlos.
Solemos trabajar la abertura de los dedos de los pies, como en la postura del árbol, en la que el pie que está en el suelo tiene los dedos bien abiertos. De esa manera ayudamos a los pies a descomprimirse, especialmente cuando solemos llevar zapatos de tacón o que nos oprimen los dedos. En otras posturas nos agaramos los dedos de los pies, sobre todo el dedo gordo del pie, y hacemos acupresión con los beneficios que ello conlleva.
En el Guerrero I (virabhadrasana 1) , por ejemplo, ponemos conciencia en colocar la parte externa del pie que está atrás empujándola hacia el suelo, para que nos sirva de ancla para mejorar la postura. Pero eso, al mismo tiempo, está obligando a nuestro pie a trabajar de manera diferente a como lo hacemos cuando andamos o cuando no practicamos yoga. Al poner la atención en la parte externa del pie para que presione contra el suelo además de mejorar la postura, estaremos trabajando la musculatura interna, especialmente la que está cerca de los huesecillos del pie. Nos permitirá arraigarnos más, mejorar nuestro equilibrio y hacer llegar la energía (prana) y el oxígeno hacia esas partes del pie en que normalmente no ponemos atención.
En las posturas invertidas en las que tenemos los pies hacia arriba, quitamos presión en los pies, los aligeramos, y ayudamos a que el torrente sanguíneo se lleve toxinas de retorno hacia los pulmones, los órganos internos como el hígado o los riñones. Las invertidas nos purifican.
En la postura de la Montaña (tadasana o samastitihi) aunque la sensación visual es de que tenemos los pies «como siempre los tenemos», el llevar la conciencia a esa postura con voluntar de arraigar los pies para elevar el cuerpo, esa sensación cambia completamente. Te recomiendo que cada día practiques como si fuera una primera vez.
Las posturas de equilibrio sobre uno o sobre los dos pies nos ayudan a trabajar los dedos de los pies (epecialmente cuando nos subimos de puntillas), los músculos internos entre los dedos de los pies, en la planta, el talón, incluso a veces podemos notar el trabajo hasta la rodilla.
Así, pues, no olvides que el yoga también te ayuda a mejorar la salud de tus pies.