Date tiempo. Párate. Escúchate. Medita. Así podrás dar tiempo y escuchar a l@s demás. Todos venimos de lo mismo y somos fruto de lo mismo: la madre tierra.
Y así también podrás empezar a saber apreciar las diferencias entre unas personas y otras: entre ti y el mundo, y vislumbrarás lo bueno que tienes que te hace especial, y lo bueno que tiene cualquier otra persona, que la hace totalmente única.
Porque lo que hace que los buenos equipos sean buenos es que se potencien las diferencias, los recursos de cada una de las personas, para que puedan aportar aquel plus de valor añadido que le pone cada una, y se refuercen sus cualidades.
Cuando ves que todos somos lo mismo, ves que también somos diferentes. Y esa es una de las grandes maravillas de la naturaleza. Hay campos, bosques, flores de colores, ríos, mares y océanos, animales de millones de formas, colores… diferentes montañas… y personas diferentes. Como tú y como yo.