¿Cuántas veces te has mordido la lengua, y has acabado diciendo que sí cuando en tu interior querías decir que no? «Decir que no» te aporta autoestima. Incluso podría decir que es al revés: la buena autoestima te lleva a saber decir que no. Y es que es importante no confucir ser descortés con decir que no. Precisamente al contrario.

Tienes demasiadas cosas en tu agenda? No eres la única. Una manera de mejorar la gestión de nuestro tiempo es aprender a decir que NO a nuevos compromisos.
Cheryl Richardson en The Art of Extreme Self Care dice: «Sientes que (el no) te quema profundamente en la boca del estómago. Está batiéndose, luchando dentro de ti tratando de forzar su camino hacia fuera”.(…) «Tu cabeza te ordena que lo digas, tu cuerpo se tensa de manera anticipada, la palabra la tienes en la punta de la lengua…. Pero al final lo que sale de tu boca es SÍ”
¿Cuántas veces nos ha pasado eso? Muchas veces lo hacemos porque no queremos herir a la persona a la que tenemos que decir que no. No suele ser algo agradable, y sabemos que a veces un NO podría romper una relación.
No queremos sentirnos culpables (por decepcionar a la otra persona o a otras personas) porque sabemos lo mal que nos hace sentir, cuando nos han dicho que no otras veces. Sentimos un exceso de empatía hacia la otra persona, que nos lleva a menospreciar lo que de verdad sentimos.
Queremos evitar una discusión. Nuestro miedo a crear conflicto puede obligarnos omitir la verdad. Y seguimos a rajatable la sabiduría popular: «El mejor método para no discutir es evitar la discusión».
Por qué nos cuesta decir que no?
Porque no sabemos cómo decirlo. Cuando pensamos cómo decir que NO a alguien, solemos tener una lucha interna sobre cómo decirlo.
¿Cuál es la mejor manera para no sentirnos egoístas?
Creemos que ser egoísta es malo. Queremos agradar a los demás, y no nos sentimos bien cuando no es así. Y es que necesitamos darnos cuenta de nuestra tendencia para darnos en exceso.
Cuando no sabemos decir que no a algunas situaciones o solicitudes que nos han hecho y que sabemos que no queremos hacer, estamos realmente diciéndonos a nosotras mismas que nuestras necesidades van por detrás.
¿Y tiene que ser así? Pues ¡NO! Porque DECIR QUE NO es un acto de empoderamiento.
Sí, nos empodera porque nos confirma que nuestra vida, nuestras actividades y por descontado nuestros sentimientos son tan importantes como los de cualquier otra persona, y haciéndolo nos liberamos de los sentimientos de obligación, resentimiento y estrés.
Diciendo no también nos damos permiso a nosotras mismas o nosotros mismos para conceder el merecido tiempo a las actividades y acontecimientos que son importantes
para nosotros, como pasar tiempo con nuestra familia, escribiendo aquel libro o incluso tomando tiempo para relajarnos.
Regálate un poco de tiempo
A veces decimos que sí sólo porque no sabemos qué más decir cuando la otra persona espera una respuesta. Una opción que puede ayudarnos mucho es posponer la respuesta, y darte a ti misma un poco de tiempo para pensar.
Decir algo como: “Necesito hablarlo con alguien antes de comprometerme” o
“Necesito consultarlo con la almohada” puede ser muy útil en estos casos. Y realmente si lo dudas, medítalo. Haz una meditación efectiva durante unos días con ese propósito. Cuando medites, no enganches la mente a esa pregunta, simplemente pregúntatelo antes de meditar, y la respuesta te saldrá en algún momento, sea durante la meditación, o durante esos días.
Posponer la respuesta es útil no sólo porque te da tiempo extra para pensar y meditar, sino también porque así la otra persona puede darse cuenta de que quizá no puedas comprometerte, así que te será más fácil decir que NO más adelante, si eses es el caso. Es como un «pequeño anticipo» neutro.
Para decidir, haz tu valoración cuantitativa
Puedes utilizar el sistema de las columnas. Haz dos columnas. Valora qué ganarías
(puntos positivos) si lo haces, y qué perderías (puntos negativos) si no lo haces. Y puntúalo. En una escala del 1 al 10, valora cuantitativamente si quieres hacerlo o no. Luego súmalo todo y pondera la nota media. Si estás por debajo de 5 quizá debas
reconsiderar si quieres hacerlo.
Qué pasaría si…
Otra manera útil de asegurarse es preguntarse si todavía lo harías si la otra
persona no se enfadara, preocupara o decepcionara si le dijeras que no. Di la verdad directamente.
Decir las cosas «con gracia»
A veces nos cuesta decir la verdad porque no tenemos las palabras para decirlas con gracia. Pero la mejor manera es ser completamente honesta u honesto en lo que se refiera a cómo nos sentimos sin dar demasiadas explicaciones.
Sé breve. Porque cuanto más te extiendas en explicaciones, más oportunidades te das para cambiar de opinión.
Lo importante es que seas considerada (o considerado) con tu propia elección y con tus palabras mientras le envías el mensaje a la otra persona.
claro que necesitas decir que no.
Puedes decir algo como “Me siento mal por decepcionarte, pero necesito…” en lugar de dejar las posibilidades abiertas abierta diciendo: “No creo que pueda hacerlo, pero si algo cambia te lo diré”.
“Tu buena chica te va a robar tu vida», dice Cheryl Richardson. Ella dice que si
has de decepcionar a la gente, la idea es decir la verdad con respeto y cariño, y no andar jugando con sus emociones.
No midas tu éxito por la respuesta que recibas. Mídelo a partir de cómo te vas a sentir cuando tu ansiedad desaparezca.
Principales Beneficios
Decir que NO, te ayuda a:
- Reducir los niveles de estrés y darte tiempo para lo que realmente es importante para ti
- Valorar tu tiempo, tus prioridades y tus compromisos. Tu tiempo es tu tesoro!
- Evitar hacer aquello que en realidad no te podías permitir
- Sentirte bien porque has sido tú quien ha decidido cuál es tu escala de valores
Utilidades para decir que no
Puedes practicar el decir que NO haciendo:
- Decir que no tan a menudo como puedas es una manera de sentirte mejor y más cómoda diciendo esa palabra. ¡Juega con el No!
- No te disculpes por aquello de lo que no tienes culpa. Ser educada es importante, pero disculparse cuando no hay razón hace que te sientas débil, y cuando dices que no, es mucho mejor ser firme. Tus prioridades son las tuyas y no tienes que pedir perdón por ellas!
- Dejar de intentar complacer. Es importante ser educada, pero complacer diciendo siempre que sí puede dejarte muy herida y con la autoestima baja. Es un error querer siempre complacer por encima de lo que una quiere hacer
- Vuélvete hacia ti misma, medítalo. En lugar de dar respuestas sin consistencia, suele ser mejor decirle a la persona que espera el SÍ que pensarás sobre ello y le darás una respuesta más adelante.
Quizá después:
- Si es una opción que te gustaría mantener abierta, en lugar de cerrar la puerta a la persona, podrás responder más tarde después de haberlo meditado. Es siempre mejor que decir que sí en seguida.
Maneras de decir que NO
No te enfades, no anticipes lo que crees que puede suceder. ¡Confía! Habla con tranquilidad, complicidad y con una sonrisa:
- «No puedo hacerlo ahora mismo.»
- «No, gracias. Esta vez no. Gracias por pedírmelo».
- «Lo siento, pero NO»
- «Por favor acepta que no puedo ir.»
- «Mejor no»
¡Decir que no es positivo!
Recuerda…
La mayoría de la gente razonable aceptará un “Lo siento, no puedo hacerlo ahora” como respuesta.
Así que si alguien sigue presionándote, quien sea que lo haga, está siendo descortés contigo, y te mereces respeto. Puedes intentar repetirle: “Lo siento, pero esto no se ajusta a mi agenda”, y cambiar de tema, o incluso puedes irte si tienes que hacerlo.
Ánimo y adelante, ¡di que no!
¿Quieres que te ayude? Si quieres mejorar tus técnicas de comunicación, ¿hablamos?