Llega el otoño, y con él los nuevos propósitos. La televisión nos anuncia el sinfín de colecciones que podemos comprar con nuestras ganas de aprender con la llegada del nuevo curso.
El éxito de ese repertorio de fascículos nos enseña como funciona nuestra mente. Después del verano, hemos dejado de lado pensar en las obligaciones, y cuando llega el momento, nos agobiamos pensando en un montón de cosas que tenemos pendientes, y empezamos a hacer una lista interminable, con lo que empezamos a agobiarnos y no hay manera de poner orden en ese caos cuando lo pensamos todo de golpe.
Cuando queremos aprender algo, es mejor fijarnos metas. Escribe! Créate una lista de lo que quieres aprender, luego ordénala. Seguro que sabes por qué orden ponerla: por importancia, por premura, por necesidad, por dificultad… Y una vez la has ordenado, céntrate en esa lista. Puedes separar por temas o por objetivos cada una de las asignaturas, y puedes ponerte un objetivo por semana, incluso por días. Un tema de 2 asignaturas cada día, por ejemplo. Incluso, dos párrafos de 2 asignaturas cada día… Lo importante es que desmenuzar los “deberes” por partes veas que se te hace más llevadero. Y sobre todo, cuando haces una cosa, pon atención plena en aquella cosa. Deja el móvil o cualquier distración en otra habitación.
Si tienes que acabar un trabajo y crees que no puedes solaparlo con otro porque realmente necesita tu atención plena, céntrate en ese trabajo. Y para ello puedes aplicar la atención plena que habrás ido ensayando con otros tipos de ejercicios.
Ejercicios que pueden ser útiles
Antes de empezar a estudiar, un minuto de meditación
Me encanta este vídeo de Martin Boroson basado en su libro One Moment Meditation. Un minuto lo tenemos casi siempre, y realmente es el minuto mejor invertido antes de efectuar un trabajo que requiera concentración. Puedes concentrarte durante un minuto en tu respiración, puedes alargarla, puedes hacer una pequeña apnea (retención de aire), eso puede ayudarte mucho. Aplica un minuto “de urgencia” en cualquier momento de tu vida.
Atención-absorción “infantil”
Muchos recordamos momentos en que mirábamos a la pared o al techo, imaginando formas en cualquier pequeño defecto que viéramos, incluso creándolo… Esos momentos de abstracción y absorción nos calman la mente. Intenta trabajar esa atención en un punto, y si resulta que te vienen a la mente otras cosas, simplemente déjalas pasar, sin juzgarte (“claro, es que en realidad pierdo el tiempo y tengo que pensar en que tengo que ir a comprar…”). Es tu momento, y te lo dedicas a abstraerte.
Atención-absorción lingüística
Rambién recordamos el famoso “JA-MON-JA-MON-JA…”. Y cómo nos reíamos con ese juego! Al final no era ni un jamón, ni una monja, ni nada… era simplemente un mantra, que ha perdido el significado, y se ha quedado en la forma, en su abstracción. Eso nos ayuda también a calmar la mente y a prepararla para el estudio. Puedes decir tu nombre. Por ejemplo Eva: E-VA-E-VA-E… y seguimos! Al final el nombre pierde el significado, y es simplemente una abstracción.
Contar con cada inhalación y exhalación
Puedes contar imaginándote el número que estás contando, bien grande. Qué colores tiene? Está en relieve? Qué medida tiene? Inhalo, imagino: U-NO! Exhalo: U-NO! Inhalo, imagino: DOS! Exhalo DOS! Y así sucesivamente hasta que la mente se te vaya. Cuando se te vaya la mente puedes seguir o volver a empezar desde el uno.
Crear un ancla para poder volver la atención
Por ejemplo, puedes pensar: cada vez que piense en otras cosas, me tocaré con el dedo gordo la yema del dedo índice de la mano derecha y devolveré la mente a lo que estaba haciendo. Cuantas más veces repitas este ejercicio fuera del ámbito del propio estudio, más te ayudará. Por ejemplo: cuando lees un libro y se te va la mente, tocarte la yema del índice. Cuando estás cocinando y ves que tienes que volver la atención a aquello que está en el fuego, vuelves a presionar ligeamente el índice con el dedo gordo. Así vas construyendo el ancla. Cuando estás estudiando y ves que se te va la mente, vuelves al ancla. Cuando más lo trabajes, más útil te será.
Quédate con lo imprescindible
Cuantas más cosas tengas en la mesa para estudiar, más te puedes distraer. Mejor quitar de en medio libros o cuadernos de otras asignaturas, juguetes, etc. El desorden nos lía la mente.
Obsérvate desde fuera
Cuando estés practicando el minuto de meditación, puedes mirarte desde fuera. Qué está haciendo esa persona que está meditando? Cómo se siente? Qué siente en el cuerpo? Qué cosas está pensando? Cuando te vas observando desde fuera, no te involucras en tus pensamientos, y es más fácil soltarlos. Deja pasar tus pensamientos como si fueran nubes en el cielo. No te aferres. Si te observas desde fuera es mucho más fácil. Mira si esa persona que se está concentrando… Entonces, quién eres tú? Eres tu presencia.
Espero que te sea muy útil y puedas dar el máximo de ti. Un abrazo.
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...