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No hay tetinas vivas que se puedan comprar

Hoy he leído con estupor en el País Negocios (de 22 de enero) que existen biberones «inteligentes», que «no interfieren en la lactancia», porque imitan la anatomía de la madre, a través de diferentes opciones de forma, tamaño de los pechos, pezón y el flujo de la leche. 

Fuente: cottonbro studio on Pexels.com

Qué pena he sentido al leer esto, cuando el bebé es quien, a través de conocer perfectamente el pecho de su madre, provoca un determinado flujo de la leche, tanto en en cantidad como en calidad, véase densidad, proporción de nutrientes, etc. según sus propias necesidades.

No es que la madre «sea así», sino que la lactancia es una relación a dos, en la que el bebé aprende a conocer a la perfección los pechos de su madre. Su conocimiento llega a ser tan profundo que puede dominar incluso el comportamiento de los diferentes alvéolos de las glándulas de la madre; es decir, en qué zonas los pechos producen más y dónde menos, y qué calidad de leche producirá estimulando aquí o allá según sus necesidades. Así, el bebé decide dónde y cómo quiere mamar, incluso cuánto rato hacerlo, porque el tiempo en la toma cambia las cualidades de la leche.

Por favor, no engañen a las madres con estas falsas publicidades, porque estos biberones, como cualquier otro de cualquier marca –incluidos los que dicen que son «iguales que el pecho materno»–, están incumpliendo el código de comercialización de sucedáneos de leche materna. Créanme: por algo se creó el código. No hay tetinas vivas que se puedan comprar.

Mucho mejor que un biberón que se parece sólo a vista de cualquier adulto al pecho de la madre (y que ni huele a mamá ni se estimula por zonas ni por tiempos), es, por ejemplo, el uso de un relactador (una sonda que va a parar al pezón del que sale la leche que se suplementa, sea la materna extraída o la artificial), o cualquier otro sistema que permita al bebé estimular al tiempo que seguir aprendiendo a mamar mejor del pecho de su madre. Incluso el uso de vasitos (que vienen con cualquier jarabe) o cucharitas son una gran opción. 

Llevo apoyando a más de 16.500 madres desde hace 24 años en una asociación internacional pro lactancia materna. Y si lo sigo haciendo es porque día a día sigo observando su empoderamiento a través de la lactancia materna. Gracias a ella se sienten necesarias, únicas, conocen a la perfección sus pechos, cómo funcionan, cómo estimularlos, incluso cómo extraer la leche con sus propias manos observando las zonas de su cuerpo en que más producen leche, y desarrollando habilidades relacionales amorosas y respetuosas hacia sus bebés, los adultos de mañana. 

No hacen falta más tetinas «que quieren parecerse» al pecho inigualable, amoroso y oloroso de una madre, porque eso es imposible. La lactancia es alimentación, defensas,  estimulación de todos los sentidos humanos; especialmente es creadora de relación, seguridad y confort.

Autor:

Estudiante de la vida. Apoyo a las mujeres. Yoga. Meditación. PNL. Familia.